COMPARATIVA GFRP VS ACERO

Una barra de GFRP pesa una cuarta parte de su equivalente en acero, consiguiendo un ahorro significativo en la colocación, mantenimiento, almacenaje y transporte de los  materiales. Tiene una resistencia a la fatiga 20 veces superior al acero y mayor flexibilidad. Además tiene una fuerza de adherencia al hormigón y al cemento sustancialmente mayor que el acero, lo que provoca que sea más resistente al agrietamiento.

Frente a un llama el GFRP reacciona como retardante del fuego, evitando su propagación. Tiene un desarrollo muy bajo de humos, una emisión muy baja de humos tóxicos. No genera vapores inflamables, tiene una nula conductividad térmica y mantiene sus propiedades casi intactas frente a altas temperaturas. Adicionalmente el PRFV puede reforzarse con rellenos o aditivos que reducen los efectos del calor, la radiación ultravioleta y del fuego.

El GFRP no contiene metales en su composición, esto se traduce en que no conduce la electricidad ni interfiere en los campos magnéticos, por lo que no afecta al funcionamiento de dispositivos electrónicos. Esta característica es muy importante en estructuras que trabajan con electricidad como estructuras ferroviarias, plantas de generación de energía, cableado de alto voltaje... Todo esto permite la construcción de espacios de trabajo seguros para todo el personal.

Gracias a su ligereza, alta resistencia y durabilidad, se consigue un considerable ahorro en almacenaje, transporte, instalación y mantenimiento. Además la producción de varillas corrugadas reforzadas con fibra de vidrio mediante la técnica de pultrusión, que utilizamos en GFRP Rebar Techonology, da como resultado un producto profesional, duradero y económico. Por sus características no requiere de tratamientos especiales para su conservación cuando se almacena durante periodos largos de tiempo.

A diferencia de otros materiales como el acero o la madera, el polímero reforzado con fibra de vidrio ofrece una alta resistencia ante agentes químicos o medioambientales, como el agua salada, aceites, derivados del crudo, disolventes... Sus propiedades anticorrosivas la convierten en la solución ideal como refuerzo para estructuras en ambientes agresivos. El GFRP prolonga la vida útil de cualquier estructura o edificación.